miércoles, 29 de octubre de 2014

Mia


Tanto la madre como Mia fueron víctimas de la violencia de género. Mientras la madre relataba la dramática noche en la que la beba fue metida en el lavarropas por su padre.  Su hermanito de 6 años esta muy inquieto pedía permiso a su mamá para hablar. Finalmente, me dijo: 

 "mi mamá me mintió, me dijo que se había caído y roto la cabeza. Pero, en realidad, fue Lucas (el padre de Mia) que le pego con un palo."  Y a continuación dice: "eso es violencia de género".




martes, 28 de octubre de 2014

Desarmando la casa de mis abuelos

Entrar a la casa de mis abuelos, fue entrar a mi infancia: las vacaciones en Pinamar, las meriendas con sandwiches de tomate y orégano, mi abuela tomándome las medidas para coserme un vestido nuevo, mi abuelo intentando dormir la siesta mientras le saltábamos en la cama.
Los objetos que atesoramos, hablan de nosotros. Son nuestras huellas. Lo que queda. Armarios, cajones...alacenas... cajas repletas de recuerdos: cartas, fotos, libros. Los secretos que acumulamos durante todas nuestras vidas. Los documentos, las cuentas, las agendas, las cartas, los problemas, las tarjetas de créditos, los momentos felices, las tristezas, los nacimientos, los cumpleaños, las enfermedades, los viajes, los divorcios, los casamientos, las vacaciones. Todos los recuerdos. Todo parece estar escrito en cada objeto que usamos, todo parece estar conservado allí, detenido en el tiempo...
Cuántas cosas acumulamos los seres humanos?




miércoles, 8 de octubre de 2014

Volando recordé mi primer amor.

Vuelo AR 1132. Buenos Aires-Madrid.

En doce horas de vuelo se pueden recordar muchas cosas, sobre todo cuando se duerme mal. No sé, si fue porque la señora a mi lado se levantaba cada 15 minutos o porque en el asiento de atrás había una vieja que roncaba como un oso... La cuestión es que no lograba dormir profundamente.

En ese entre tiempo del sueño y la vigilia, recordé la primera vez que me enamoré. Si, yo tendría más o menos ... cuatro años, un flequillo y dos trenzas. Me recuerdo con un vestido blanco con cuello de puntillas.  Él se llamaba Luis y tenía unos tres o cuatro años más que yo y era mi héroe. Me acuerdo de sus pecas....de su nombre. Pero, no recuerdo el color de sus ojos, ni su nariz, ni la forma de su cara, ni su pelo...

Durante mis primeros años de vida, los veranos transcurrieron en la casa de mis abuelos en Pinamar. Luis era mi vecino: su casa estaba enfrente: era de ladrillos con techo de tejas y estaba sobre una loma tapizada de pasto (para mi era un castillo que estaba sobre una montaña verde). Jugábamos en ese jardín, pero no recuerdo a qué. Me veo inmóvil mirándolo sin poder disimular nada, rendida ante sus pecas ... era mi príncipe azul.

Mientras... el avión cruza el océano atlántico (cambia el huso horario, son las 5 am y empieza a amanecer) recordé esa primer sensación de sentirme enamorada: única e irrepetible, como toda primera vez.



Souvenir.


Ezeiza. Migraciones. 
Fila larguiiiisima para pasar el detector de metales. Delante mio una mujer pasa su valija por el escáner. El policía aeroportuario detiene la valija.... la mira, la adelanta y la retrocede....la vuelve a mirar. Finalmente la valija pasa...una mujer policía abre la valija, saca una bolsa azul, dentro de la bolsa asoman como 10 consoladores. La mujer policía los agarra, los pone en la bandejita plástica blanca y los vuelve a escanear.
Arranco el viaje!